viernes, 27 de mayo de 2016

Curso de Introducción al I Ching en La Seu d'Urgell (25-06-2016)

https://www.facebook.com/events/177453962651768/

El I Ching, conocido también en Occidente como el Libro de las Mutaciones, es a la vez un Tratado de Sabiduría y un Oráculo, que según la Tradición, tiene una antigüedad de más de 4.000 años.
Si nos acercamos a él como Tratado de Sabiduría, el I Ching será para ti una inagotable fuente de Sabiduría para acompasar armónicamente nuestra existencia al  permanente flujo de cambio del Universo, mientras que si lo haces como Libro de Adivinación, el I Ching se transformará en una sofisticada e infalible brújula para conocer tu destino con un acierto y precisión sorprendentes.
Este Taller pretende proporcionar a las personas asistentes un conocimiento básico de los fundamentos del I Ching y de las herramientas esenciales para comenzar a utilizarlo como Oráculo.

PROGRAMA:
 
Los fundamentos del I Ching
• El I Ching como Libro de Sabiduría y Oráculo.
• Los fundamentos filosóficos del I Ching: Taoísmo y Confucianismo
• Sincronicidad y Causalidad

La estructura del I Ching
• El Ba Gua
• El Yin y el Yang
• Construyendo el hexagrama

Dialogando con el I Ching
• Como consultar el I Ching como Libro Oracular
• Formulando la pregunta
• Interpretando la respuesta

Para más información:
iching.oraculo@gmail.com
http://eloraculodeliching.blogspot.com.es/

Hablando del I Ching en el programa de Arcannum en Ona de Sants

miércoles, 25 de mayo de 2016

MEI HUA: El Método de la Flor del Ciruelo para una consulta rápida al I Ching

El método clásico para consultar el I Ching, consiste en obtener un Hexagrama ya sea mediante monedas, varillas u otros recursos y luego interpretarlo con ayuda del Libro. 
Es la forma tradicional, pero desgraciadamente de los menos utilizados en China, donde se han popularizado métodos alternativos, más rápidos y por ende menos efectivos.
El Método denominado "La Flor del Ciruelo" (Mei Hua), sería algo parecido al método de consulta rápida que podrían utilizar las tarotistas que ofrec en sus servicios en Las Ramblas y es lo que yo me encontré (más de lo que hubiera querido..) en mis viajes a Oriente para ampliar mis conocimientos sobre el I Ching.
El método de La Flor del Ciruelo, no necesita del uso de monedas ni aún del conocimiento de los Hexagramas del Libro de las Mutaciones. No es necesario usar el Libro ya que se estudian las relaciones entre los Trigramas, ya que se basa exclusivamente en el uso de Ocho símbolos o números.
 Es un método en el que es fácil obtener una respuesta a una pregunta y puede crear un símbolo en segundos, generalmente a partir de eventos de la realidad. En otras palabras, los eventos de la realidad se traducen a números y símbolos y luego  se interpretan de acuerdo a reglas establecidas de antemano.
El Maestro Shao Yong (1011-1077) ideó, desarrolló y perfeccionó este método rápido e intuitivo de consulta que es bueno de conocer, pero que quien os habla, no utiliza jamás por considerarlo como aquello que yo denomino como "fast-food" del Conocimiento.
La esencia del método de Shao Yong, parte de la premisa que todo en la creación se reduce al número, y que conociendo estas estructuras numéricas es posible entender el flujo del cambio, o sea predecir.
Veamos a continuación un ejemplo de esta técnica.
En víspera de año nuevo Shao Yong y su hijo oyen que llaman a la puerta, primero un golpe y luego cinco. Es un vecino que ha venido a pedir algo. Shao Yong le pide a su hijo que adivine que cosa es.
Usando los principios de la técnica razona: el primer golpe equivale a 1, Trigrama Chien:

Tomando los cinco golpes restantes obtiene el trigrama Sun:
Esta configuración de los trigramas generaría el Hexagrama 9, que no se tiene en cuenta.
Analizando el cuadro de correlaciones de los trigramas obtenidos, se llegaría a concluir que el Trigrama Chien nos remite a "activo, fuerte, firme, resistente, metal" y enmarcdo en la estación fría.
Por su parte, el trigrama "Sun" nos remite a "madera, lo que es penetrado".
A partir de la conjunción de ambos trigramas, el método de la Flor del Ciruelo, interpreta que lo que está demandando el vecino que llamaba a la puerta de la casa de Shao Yong es "algo de metal que actua sobre la madera, penetrándola", por lo cual, y teniendo en cuenta que nos encontramos en la estación fría, no es sino una hacha con la que partir la madera que  calentará su casa.
Aunque la respuesta obtenida por el Maestro Shao Yong fue correcta, no todos aquellos que ofrecen sus artes al consultante que se acerca a ellos, tiene tan extraordinariamente desarrollada la intuición de aquel, por lo cual, la aplicación del Método de La Flor del Ciruelo, puede dar lugar a respuestas vagas o a interpretaciones numerológicas equívocas.
Y aquí me quedo, que de todo hay "en la viña del I Ching".
En la próxima entrada os hablaré del Bian Gua, o traducido, el "Método de Cambio de Hexagrama" o del "I Ching rápido", otro de los métodos más comunmente utilizados entre los interpretes "fast-food" del I Ching en un Oriente cada vez más occidentalizado. 

El I Ching: un reto para el autoconocimiento

El I Ching es en verdad un libro oscuro y difícil.
Y lo es tanto que, como afirmaba el propio Carl Gustav Jung en su Prólogo a la traducción del I Ching de Richard Wilhelm, muchos estudiosos occidentales cayeron en la tentación de "desecharlo, considerándolo un conjunto de fórmulas mágicas o bien demasiado abstrusas como para ser inteligibles, o bien carentes de todo valor".
Los que hemos dedicado gran parte de nuestra vida al estudio del I Ching podemos decir a todos aquellos que quieran acercarse a él, que no es un libro (ni un método ni menos aún una guía para la acción) apto para acelerados.
Si te acercas a él con las prisas propias de aquel consumidor del "fast food" de la Sabiduría que espera encontrar respuestas rápidas tras comprarse el libro y las 3 monedas, le digo de todo corazón: abandona toda esperanza y dedícate a otra cosa. El I Ching no es para ti.
Y es que el Libro de las Mutaciones no quiere prisas y exige trabajo, esfuerzo y lo más importante, cambiar el "chip" sobre nuestra modo habitual de pensar.
En primer lugar, para adentrarse en el I Ching, lo primero que hay que tener en cuenta es que hay que hacer abstracción de nuestros hábitos tradicionales de ver e interpretar la realidad. O dicho de otro modo, hay que aprender a desaprender para después (y poco a poco), aprender a aprender.
Me explico.
El pensamiento tradicional chino, nunca desarrolló lo que nosotros llamamos convencionalmente como "ciencia" ni tampoco su corolario lógico: que la causalidad es una verdad axiomática.
No obstante y paradójicamente, los últimos avances de la ciencia están socavando los cimientos de las seguridades inconmovibles del principio de causalidad.
Sabemos hoy, gracias a la física cuántica que lo que llamamos leyes naturales son verdades meramente estadísticas que deben, por tanto y necesariamente, dejar margen a las excepciones.
Y sabemos además que si dejamos las cosas a merced de la naturaleza podremos ver un escenario muy diferente: cada proceso se ve interferido en forma parcial o total por el azar, hasta el punto que, en circunstancias naturales, una secuencia de hechos que se ajuste de manera absoluta a leyes específicas constituye casi una excepción.
Desde mi punto de vista, el pensamiento tradicional chino que se refleja en el Libro de las Mutaciones, se fundamenta exclusivamente en el aspecto casual de los acontecimientos, de tal forma que el momento concretamente observado se presenta a la antigua visión china más bien como un acontecimiento fortuito más que como el resultado claramente definido de procesos en cadena concurrentes y causales.
Como acertadamente afirma Jung "la cuestión que interesa parece ser la configuración formada por los hechos casuales en el momento de la observación, y de ningún modo las razones hipotéticas que aparentemente justifican la coincidencia. En tanto que, cuidadosamente, la mente occidental tamiza, pesa, selecciona, clasifica, separa, la representación china del momento lo abarca todo, hasta el más minúsculo y absurdo detalle, porque todos los ingredientes componen el momento observado".
Ocurre así que cuando se arrojan las tres monedas o se cuentan los cuarenta y nueve tallos, estos pormenores casuales entran en la representación del momento de la observación y constituyen una parte de él, una parte que, aunque sea insignificante para nosotros, es sumamente significativa para la mentalidad china.

Y como bien dice Jung "quienquiera haya inventado el I Ching, estaba convencido de que el hexagrama obtenido en un momento determinado (…) era un indicador de la situación esencial que prevalecía en el momento en que se originaba. Este supuesto implica cierto principio al que he denominado sincronicidad, un concepto que configura un punto de vista diametralmente opuesto al de causalidad (…) y que considera que la coincidencia de los hechos en el espacio y en el tiempo significa algo más que el mero azar, vale decir, una peculiar interdependencia de hechos objetivos, tanto entre sí, como entre ellos y los estados subjetivos (psíquicos) del observador o los observadores".
La antigua mentalidad china contempla el cosmos de un modo comparable al del físico moderno. El hecho microfísico incluye al observador exactamente como la realidad subyacente del I Ching comprende las condiciones subjetivas, es decir psíquicas, de la totalidad de la situación del momento.
Exactamente como la causalidad describe la secuencia de los hechos, para la mentalidad china la sincronicidad trata de la coincidencia de los hechos.
Es decir, mientras que el pensamiento causal nos describe como se ha llegado de un hecho a otro, el modelo sincrónico nos muestra la concatenación de causas y efectos como exponentes de una única e idéntica situación momentánea.
Los 64 hexagramas del I Ching, su obtención (ya sea con la caída de las monedas o con la división del manojo de tallos de milenrama) así como las  múltiples interrelaciones con respecto a una pregunta formulada y su interpretación, constituyen una única "situación" que muestran una coincidencia significativa en la que la una va unida a la otra, frente a lo que nos diría el principio del pensamiento causal en el que una cosa sería pura consecuencia de la otra.
Hay una típica cuestión que siempre se suscita en los cursos y talleres: ¿cómo es que el I Ching funciona de forma tan precisa?.
Yo siempre digo que es una pregunta sin respuesta o para la que yo, modestamente no tengo respuesta quizás porque tampoco me he interesado jamás en buscarla. 
Esta respuesta siempre provoca una sensación de estupor entre el público, pero siempre aclaro que el planteamiento de la pregunta es incorrecta desde el punto de vista del paradigma del I Ching ya que en ella subyace la lógica racional y científica tradicional y de la esencia del pensamiento causal.
El I Ching, a la par que misterioso en su esencia, es un libro de conocimiento radicalmente pragmático por definición.
Como decía Jung: "El I Ching se desentiende de la actitud que uno adopta en cuanto al funcionamiento del oráculo. Únicamente nosotros nos sentimos perplejos, porque tropezamos una y otra vez con nuestro prejuicio, o sea la noción de causalidad. La antigua sabiduría de Oriente pone el acento sobre el hecho de que el individuo inteligente entienda sus propios pensamientos, pero no le preocupa en lo más mínimo la forma en que lo hace. Cuanto menos piense uno en la teoría del I Ching, mejor dormirá".
Esto es lo que hay.
Nadie puede dar una respuesta a los miles de preguntas que suscita el Libro de las Mutaciones.
Como asevera Jung: "El I Ching no se ofrece acompañado de pruebas y resultados; no alardea ni es fácil de abordar. Como si fuera una parte de la naturaleza, espera hasta que se lo descubra. No ofrece hechos ni poder, pero para los amantes del autoconocimiento, de la sabiduría parece ser el libro indicado. Para alguno su espíritu aparecerá tan claro como el día; para otro, umbrío como el crepúsculo; para un tercero, oscuro como la noche. Aquel a quien no le agrade no tiene por qué usarlo, y aquél que se oponga a él no está obligado a hallarlo verdadero. Dejémoslo salir al mundo para beneficio de quienes sean capaces de discernir su significación".
Es por ello que, como decía al principio, que adentrarse en el conocimiento del I Ching implica y exige hacer "tabla rasa" de las creencias, métodos y presuntas certezas con respecto a cómo funciona el mundo y se producen las situaciones y los acontecimientos.
Obviamente este no es un procedimiento capaz de hallar eco en una mente habituada a la verificación experimental de los hechos o a la evidencia fáctica.
Pero para todos aquellos que con una mente absolutamente abierta, sin prejuicios y con un espíritu libre, está dispuesto a quitar el velo a que protege el "espacio de confort" de la Realidad y avanzar a través de ella, el I Ching constituye todo un reto vital que puede abrir al buscador las puertas a la experiencia numinosa del autoconocimiento.

jueves, 24 de marzo de 2016

"Para una versión del I King". Poema de Jorge Luís Borges





El porvenir es tan irrevocable
Como el rígido ayer. 

 No hay una cosa
Que no sea una letra silenciosa.
De la eterna escritura idescifrable
Cuyo libro es el tiempo. 

 Quien se aleja de su casa ya ha vuelto. 
Nuestra vida
Es la senda futura y recorrida
El rigor ha tejido la madeja
No te arredres.
La ergástula es oscura,
La firme trama es de incesante hierro
Pero en algún recodo de tu encierro
Puede haber una luz, una hendidura
El camino es fatal como la flecha
Pero en las grietas esta Dios, que acecha.

sábado, 12 de marzo de 2016

La Matriz Secreta del I Ching


El I Ching, como nos decía Richard Wilhelm, traductor y principal divulgador del Libro de las Mutaciones en Occidente: "ocupa una posición única entre los grandes libros del mundo; no solo por ser uno de los más antiguos, sino porque representa una concepción del mundo que difiere ampliamente de todos los otros sistemas de pensamiento de Oriente o de cualquier otra parte del mundo. La razón es que no se basa ni en una doctrina religiosa, una revelación divina, ni en leyes ni folklore, sino en la observación de la naturaleza y la vida humana, de la interacción de las leyes universales y la conducta individual, de la libre voluntad y el destino. Como libro sapiencial es fuente de una irreversible sabiduría de la vida que consiste fundamentalmente en lograr la armonía del individuo con el cambiante fluir de las corrientes universales; en adaptarse (activa o pasivamente según el momento) a los cambios, a las mutaciones del acontecer. Como libro oracular provee de un instrumento para hallar esta armonía: una brújula infalible para una orientación correcta. Entre ambos aspectos, no hay en el I Ching, escisión alguna".
En sus orígenes, el I Ching fue un libro sin palabras. Una sucesión finita de símbolos  con infinitos significados. Gracias a su total carácter simbólico, sus posibles interpretaciones, enfoques y maneras de acercarse a él son múltiples e inacabables.
Así, puede interpretarse como una cosmogonía, como un sistema de lógica, o de matemáticas o vete a saber que más, pero en última instancia como una representación de la trama "evidente" del mundo y, más allá de ésta, como un reflejo de su trama más secreta y oculta.
Para reafirmar lo aseverado anteriormente, puedo decir que nunca la respuesta que nos da el I Ching a las cuestiones que le formulamos es baladí y que siempre nos ofrece la oportunidad de elegir, o dicho de otro modo, conociendo el viento dominante, nos da la libertad de hacer surf a favor o en contra del mismo.
No hay pues determinismo alguno en el I Ching, sino una guía que, como una brújula, nos indica donde está el Norte pero que siempre nos da libertad absoluta para elegir el rumbo que nosotros queramos dar a nuestra vida utilizando como principios básicos el ejercicio de nuestro libre albedrío y de nuestra obligación, en tanto que seres humanos, de pensar por nosotros mismos.
Pero, la gran pregunta es:
¿cómo puede ser posible que un método tan aleatorio en su obtención de una respuesta como el I Ching funcione con tanta certeza?.
Para aproximarnos a definir una respuesta (una entre muchas posibles) a esta cuestión fundamental creo que debemos confrontar dos grandes modelos de concebir el mundo: el modelo que denominaremos modelo de Pensamiento Causal frente al que definiremos como Pensamiento Sincrónico o Coordinativo.
El Modelo de Pensamiento Causal, podemos establecer un cálculo probabilístico y lógico de los efectos de nuestras acciones, dado que el resultado se rige siempre por la ley de la probabilidad y por extensión de la causa-efecto.
Esta visión nos lleva a considerar el funcionamiento del Universo como un bloque compacto" en el cual todo lo que tiene y tendrá lugar sigue un modelo lineal causal.
Es decir, que si hacemos o decimos algo a alguien, podremos rastrear estadística y lógicamente, una serie de consecuencias inevitables y probables de esa acción y de sus efectos o resultados, de tal modo que la visión del Universo que de este paradigma se deriva es como la de un reloj en el cual puedes prever con total certeza las horas que están por venir.
Como alternativa a esta forma de pensamiento, podemos confrontarle el modelo de Pensamiento Sincrónico o Coordinativo, enunciado y desarrollado por Carl Gustav Jung y que en esencia entiende que todos los acontecimientos, situaciones y cambios suceden simultáneamente y que, por tanto, cada uno de nosotros estamos conectados indisolublemente con el universo en todos los aspectos. 
De este modo, si conseguimos hacernos conscientes de esta conexión, podremos prever lo que va a pasar y conocer el camino correcto de los infinitos futuros que existen simultáneamente.
Y es precisamente este modelo de pensamiento, el que subyace en la esencia del sistema sapiencial y adivinatorio del I Ching.
En el pensamiento coordinativo, los conceptos no se subsumen unos bajo los otros, sino que se disponen los unos junto a los otros, conformando una estructura lo la que los sucesos no se influyen entre sí por actos mecánicos, sino por una especie de relación que hace que las cosas se comporten de cierta manera no necesariamente por causas anteriores, sino porque la posición que ocupan en el universo cíclico y en permanente transformación, las obliga a un determinado comportamiento y no a otro, de tal forma que si no actuaran así, perderían sus posiciones relativas en el conjunto y se convertirían en una otra cosa.
De esta manera la naturaleza de un suceso depende esencialmente, de su posición en la estructura, y si cada cual sigue su tendencia natural, cada terminará armonizando con todas las demás no por razón de una norma impuesta y ajena a sí misma, sino por su mutua resonancia e interdependencia.
De ello se desprende que toda interferencia en el orden del Tao acaba por poner en peligro la armonía del Universo.
 Como nos dice el Tao Te King:
"Quien intenta dar forma al mundo y modelar a su capricho, difícilmente lo conseguirá porque el mundo es un Vaso Espiritual que no se puede manipular. Quien hace una cosa o la otra lo daña. Quien lo retiene, lo pierde "(1,29). 
Esta visión, nos lleva a reformular en unos nuevos términos la ley de causa y efecto, concepción basada en una relación de subordinación secuencial predeterminada que no es otra cosa que una manera imperfecta de relacionar las diferentes etapas de un evento a efectos puramente de una más adecuada descripción del mismo.
Unida al concepto del pensamiento coordinativo, debemos considerar el concepto de las coincidencias significativas, término acuñado por Jung.
Esta concepción se encuentra perfectamente imbricada en la filosofía china, admitiendo que considera que el sabio puede ejercer una influencia actiuva sin actuar, tan sólo por su pura existencia. 
El principio de analogía parte del supuesto de que existe siempre una cierta correspondencia (que no identidad) entre las leyes y los fenómenos de los diferentes estados de la existencia, definiendo una correspondencia clara entre el microcosmos y el macrocosmos. 
Todo lo que es el Universo emanó de la misma fuente y sigue, por tanto, unas mismas leyes, principios y características, no siendo las diferencias que se observan entre las infinitas manifestaciones del poder creador del Todo, más que diferentes grados en la escala evolutiva hacia el Origen.
Así, para conocer la circulación de la vida universal, basta fijarse en la de la vida en el hombre. De este modo, los Tres Grandes Planos que presenta la composición del Universo manifestado (mental, astral y físico), solo son, en sus múltiples subdivisiones, diferentes grados de intensidad vibratoria dentro de la misma escala que tienen su existencia dentro de la Mente Infinita.
El I Ching responde a nuestras cuestiones de una manera que si no tuviéramos en cuenta el principio de las coincidencias significativas podría parecer un milagro, pero no lo es. Al contrario: solo es Física.
Sin embargo, la sorprendente "adecuación" de los símbolos, los signos y los comentarios a nuestra situación concreta no es sino un signo que constata la existencia de una ley universal, omnipresente y misteriosa que escapa a nuestra comprensión pero que funciona de manera totalmente necesaria e inevitable.